domingo, 25 de abril de 2010

Capilla del Señor (Central Argentino)


Vista del edificio desde la calle...




Vista de galería y andén principal...

Nivelación...

Carretón para equipaje...

Tornillo FCCA...

Balanza con antiguos vestigios del ferrocarril BAYR (Bs. As. y Rosario)...

Interior de la estación y reloj con siglas FCB Mitre...

Cabín...

Refugio del segundo andén...

Vivienda del cambista...

Vista a Diego Gaynor y restos de señal luminosa enana...

Vista hacia Los Cardales y primer galpón...



Palanca de cambio fabricada por famosa firma londinense con grabado FCCA...

Tanque de agua y canjeador palo staff...

Restos de señales luminosas y las cajas eléctricas que las comandaban...

Casilla de vía y obra y restos de sus rieles ocultos en la maleza...

Cruce ascendente....

Vivienda del guardabarrera...

Cruce descendente, paragolpes y desvíos hacia el segundo galpón...

Palanca de cambio y otro vestigio del ferrocarril BAYR...

Nomencladores FCCA...


Corredor Retiro- Pergamino- Venado Tuerto. Este mencionado corredor, antes de ser adquirido por el FCCA, perteneció primigeniamente a la empresa FCBAYR(Ferrocarril Buenos Aires y Rosario). Si bien el Central Argentino realizó grandes reformas, hemos podido hallar algunos vestigios de aquella, como se podrá observar en las imágenes.
En cuanto a la estación, su estado es deplorable ya que se han robado uno de los relojes, partes de la balanza (medidor de kilaje) y otros elementos. Además, con la privatización la desidia se hizo presente como puede verse, por ejemplo, en las señales luminosas que carecen de mantenimiento alguno y están sometidas a la herrumbre. La electrificación de señales llegó con la mano de la administración Mitre bajo la órbita de FA. Esta situación ocurrió ya que hasta Capilla del Señor había un profuso tráfico de trenes urbanos y la carga también gozaba de gran importancia. Actualmente, el servicio urbano de pasajeros es brindado por TBA con una pésima frecuencia, coches en estado indeseable y locomotoras ALCO RSD39 que tampoco tienen buen mantenimiento (muchas de las GT22 "90" fueron canjeadas a NCA).
Dada la majestuosidad de la construcción, la casilla de vía y obra, las dependencias para personal y auxiliar sumado a dos contundentes galpones, esta estación ha vivido una edad dorada cuyas ruinas se manifiestan en el presente.

domingo, 18 de abril de 2010

Nuevo Expreso Libertador (Lo que quedó de...)


Bandeja automovilera X6055...



D.A. 2041...



D.A. 2064...



Dormitorio 2064 Pasillo



Interior R.A. 1924



R.A. 1913. M. Del Libertador



R.A. 1924 M Del Libertador...




Otra del restaurant 1913. M. Del Libertador




Nuevo expreso El Libertador…

…así anunciaba la publicidad de la década del 70’, al referirse al tren de lujo del San Martín nro. 561/562 y su puesta en marcha a partir de entonces, uniendo Buenos Aires con Mendoza hasta el fatídico primero de agosto de 1992 en que se suprimió dicho servicio junto con los restantes de la línea, a excepción del tren a Junín y el de emergencia denominado “El Cuyano”, el que también circuló por vez última el 10 de Marzo de 1993.
Nuestro “Libertador” contaba con “soberbios dormitorios, magníficos coches pullman, aire acondicionado en todos los ambientes, moderno coche bar, música ambiental, chef y cocina internacional, atención de primera a cargo de ferromozas, partiendo de la estación retiro del Ferrocarril Mitre” (luego desde la propia cabecera del FF.CC. San Martín), comodidades a las que se le anexaría el coche cine, a la sazón un coche pullman Hitachi acondicionado como tal en Junín en el año 1977 (PAC 658). La formación poseía entonces coches dormitorios – y también restaurant - Materfer y pullman Werkspoor, además de furgón y bandeja automovilera. El coche bar era el BA 400.

Lo que era.

Hasta el comienzo de la temporada estival de 1991 “El Libertador” corría tres veces por semana entre Retiro y Mendoza, con partida los días martes, jueves y domingo a las 20:15, arribando a destino trece horas después. En invierno no corría los martes; y desde diciembre de aquel año hasta el 15 de marzo de 1992 su frecuencia pasó a ser los martes y viernes, retrasando en quince minutos el inicio del viaje, mientras que para la temporada invernal se preveía que circulara sólo los días viernes. Es de hacer notar que ya en éste último período, como si se anunciara el trágico final de los trenes de la línea a partir de agosto de dicho año, el viaje pasó a demorar dos horas más, dado que partiendo a las 20:30 de Buenos Aires, arribaba a Mendoza a las 11:30, en lugar de las 9:30 como lo hacía hasta entonces. El tren 561/562 corría por la vía Beazley, entre Justo Daract y La Paz, en mejor estado y más llana que la vía San Luis, permitiendo al convoy desarrollar velocidades máximas, sumado al hecho de atravesar una zona desértica y sin grandes centros poblados. Como una obviedad surge el dato de que solía ser confiado, en cuanto a tracción se refiere, a las GT 22, sin perjuicio de que en más de una oportunidad eran las Alco RSD16 las que encabezaban estas formaciones, sin afectar los horarios pactados. Las paradas técnicas de ocho minutos cada una en el trayecto eran tres: Junín, donde en el período final arribaba a las 0:11 hs.; Justo Daract, por donde pasaba a las 05.34, y Libertador Gral. San Martín, en Mendoza, donde llegaba a las 10:34, deteniéndose en la estación de la capital provincial a las 11:25.

Lo que queda…

Precisamente, en el playón de lo que fueran los Talleres Junín se encuentran cuatro coches Materfer del tren insignia del San Martín, a saber: los restaurant R.A. 1913 M y R.A. 1924 M y dormitorios D.A. 2041 y D.A. 2064, todos con los respectivos hologramas que indican su pertenencia, amén de la bandeja automovilera X6055. El estado de los primeros es de un total desmantelamiento en su interior; de más está decir que no existen rastros de mesas y que la cocina es una suma de hierros que hacen irreconocible el lugar. Desde el exterior el panorama no es más alentador: óxido y pintura levantada son actores protagónicos. Mientras que los dormitorios se encuentran en un estado más que aceptable de conservación en lo que respecta a su interior, a pesar de que hace diecisiete años que no circulan. Por fuera, el tiempo obviamente dejó su mella. Todos ellos presentan algo en común, más allá del olvido y abandono: visibles en sus laterales se leen números de lotes, irrespetuosos, marcados con la finalidad de no volver a verlos circular, precisamente. Es así como “El Libertador” nos abandonó un día; y lo que hoy queda de él en cuanto formación ferroviaria emblema, es signo cabal de adagios equivocados en este sentido; pronunciamientos que llevaron a la debacle de nuestro ferrocarril, por aquello de que “nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del Estado”. Así, a casi dos décadas de su corrida por última vez, tampoco sector privado alguno ha procurado su retorno….

(Informe e imagenes de Marcos Villalba)